Friday, November 03, 2006

Espiritualidad y Estética

¿Cual es el objetivo o el sentido de la vida?
Todo el mundo se ha pregutnado eso alguna vez, por lo general, cuando un pilar muy importante de nuestra existencia se desmorona.
Tras pensarlo muchísimo y tras meditarlo irracionalmente, he llegado a la conclusión de que hay dos caminos: El Espiritual y el Estético.
Para no extenderme en demasía, me conformaré con expresar lo que sigue:
He llegado a una conclusión no racional de que existe un estado de trascendencia al que se accede principalmente librándose del yugo del arrepentimiento, siendo coherente con los sentimientos y pensamientos propios mas siempre manteniéndose en procesos evolutivos, entregándose al universo e interiorizándolo. Este último paso implica un consumo de energía desde el medio, energías tan potentes, que podrían significar la unificación de esa energía en un solo núcleo energético sinérgico y de alta densidad que podría ser persistente en el tiempo y capaz de hacer cambiar de naturaleza a la energía que entra al sistema, de formas de energía inferiores a formas más potentes y puras, parecido al accionar de una reacción autocatalítica. La otra opción es que esa energía se redistribuye nuevamente pero su naturaleza es más "positiva" que antes. Estas son meras especulaciones, puesto que muy difícilmente alguien pueda corroborar eso, sin embargo se me ocurre que pudiera ser así.
Ese estado trascendental en lo práctico se apreciaría en la obtención de felicidad y paz, puesto que nos hayaríamos libres de la angustia o la náusea metafísicas.
La otra forma es la estética, que nos lleva a pensar que el objetivo de la vida es que esta sea bella y fuente de creatividad, no importa cómo. Y sea en su alegría, placer y paz como en la infelicidad, el dolor y el conflicto. Que todo cuanto hagamos sea hecho con pasión tanto lo "malo" como lo "bueno" y que apreciemos ambas cosas desde el punto de vista de su belleza. La infelicidad y el dolor pueden ser hermosísimamente trágicos y dramáticos, la paz puede ser bella en su armonía y relajo, el conflicto valorable estéticamente en cuanto a su majestuosidad épica y considero innecesario hablar de la alegría y el placer pues creo que todos concuerdan en que son cosas bellas.
Desde este punto de vista se busca el refinamiento sin perder la pasión, viviéndo la vida a cada segundo como si estuviésemos componiendo una poesía, como si fuera un proceso creativo.
Ambas cosas, la espiritualidad como la estética funcionan muy bien autónomamente, pero es interesante destacar que su mezcla es sinérgica y es aún mejor y más convincente.
Un vivir poetizante bendito por las alas de la espiritualidad, que nos conducen al resplandor de un sol trascendente.
Esta forma de planteárse ante la vida, creo que se podría definir bastante bien como mística, puesto que mezcla inquietudes espirituales con un vivir poetizante, que filosofa racional e irracionalmente, que es a la vez terrenal y metafísica. Un vivir que se siente cómodo en todos los ámbitos: religioso, filosófico o corporal.

Silent Enigma

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