Wednesday, March 21, 2012

Porqué en Chile no se puede hablar ni de "Aristocracia" ni de "Elite"

Acá se prentende un paralelismo entre la "aristocracia" chilena y el concepto de arsitocracia que tiene Nietzsche, vinculado al super-hombre.
En términos de Nietzsche, lo más aristocrático imaginable es el Super-Hombre.
El superhombre es un destructor y un creador, sobre todo de valores. Es jovial e inocentemente agresivo, avasallador y orgulloso, hambriento de cumbres y de un rival digno. Su voluntad de poder lo lleva a enseñorearse de lo que siente en sus inmediaciones, para incorporarlo a su esfera de influencias, engrandeciéndose, y así poder disponer de aquello. El límite del superhombre no es su piel, sino hasta donde hasta donde alcanza a obedecerse su voluntad.
El superhombre es puramente autoafirmativo, y por eso siente una distancia del resto... Su amor propio lo hace distanciarse de quienes no lo tienen. Su proceso identitario jamás se basa en negar al resto, se afirma a sí mismo y desde allí afirma a todo. El superhombre afirma la vida, tanto en el placer como en el sufrimiento. Su placer es el poder, y lo busca; pero no esquiva el sufrimiento, pues es más grande que todo sufrir. Ese sufrir y ese placer son estéticamente bellos: su vida es una obra de arte y a cada segundo intenta embellecerla.
El superhombre desprecia todo aquello que empequeñece la vida y todo lo que la niega.
El superhombre sabe mandar, pero también sabe servir a quién lo merece.
El superhombre no tiene piedad y no da limosnas, sino que es mágnanimo: dá regalos y se regala a todos por igual. Los regalos que da son elegidos con cuidado, para no ofender al que recibe el regalo, para no hacerlo sentir débil ni digno de lástima. Se regala, incluso a riesgo de atraer con ello el odio de quienes lo envidian. Se regala, y por ello es que debe tomar con desparpajo.
El superhombre en su afirmación total de la vida no tiene conciencia, es puro pathos trágico homérico.
Su magnificencia lo hace digno de crear valores, lo hace digno de buscar conquistas y lo hace digno de ejercer el poder. El superhombre es una fuerza de la naturaleza, y no un constructo cultural artificioso e inocuo.

La casta "aristocrática" chilena, es castellano-vasca, tiene su origen en el puñado de inescrupulosos cazafortunas que venían con Pedro de Valdivia, al mando de soldados rasos muy probablemente andaluces, y otros que llegaron poco después de la conquista para asegurar el territorio en disputa con los indígenas del lugar. No lo lograron, pues perdieron todas las tierras al sur del Bio-Bio a manos de los mapuches. Por lo tanto, aprovechando esa frontera natural, se convirtieron en terratenientes y explotaron a los indigenas de las encomiendad para cultivar la tierra y engordar ganado en el poco terreno llano que había. Sólo lograron asegurar Chiloé, por ser una isla, y Valdivia, porque si no me equivoco, la corona manda a construir un enorme bastión de roca para proteger el pacifico sur de los corsarios ingleses y holandeses. Posteriormente, en el siglo XVIII, llega un contingente venido del país Vasco con fines administrativos y comerciales, probablemente enviados por el primer rey de la dinastía Borbonica de españa, luego de que se les "terminaran" los Habsburgo. Felipe V, claramente no confiaba en la administración castellana, probablemente ni en su capacidad ni en su lealtad. No obstante, tampoco se puede pensar que sólo por amor al monarca alguien corriera el riesgo que implicaba un viaje por un mar infestado de piratas (y monstruos marinos), para controlar a un puñado de terratenientes castellanos en un pedazo de tierra más bien pequeño, sin oro, localizado en el culo del imperio español y que para colmo fue conocido como el "Flandes Indiano". Alguien que hace eso, es porque está desesperado, porque cree que no puede estar peor de lo que está en un determinado lugar, aunque lo haga porque el rey obliga. Lo más probable, por ende, es que lo hayan hecho por desesperación económica, o como castigo impuesto por la corona, como una especie de legión extranjera (pendiente investigación). Llegan a Chile y encuentran un destacamento de andrajosos y piojosos soldados rasos, probablemente andaluces, liderados por un puñado de sanguinarios pero fracasados castellanos, que difícilmente eran más pulcros o cultos que su tropa, y que se habian convertido en agricultores esclavistas, y que esperan desesperados un par de veces al año que llegue un galeón desde la metrópolis. Como es costumbre en esa época (y en ocasiones hoy), los vascos proceden a aparearse con quienes ostentan el poder, para compartirlo, y ojalá arrebatarselo. Los otros acceden probablemente por escasez de mujeres españolas, porque ven como deseable el talento comercial vasco, y porque buscan congraciarse con la nueva dinastía de la casa real española. En otras palabras, un matrimonio entre bandoleros piojosos que se relajaron tras el escarmiento mapuche y una tribu de exiliados resentidos con el rey por ser enviados al culo del mundo. Se menciona por ahí austeridad vasca... el origen de la pequeñez. Continuará...