Thursday, November 29, 2007

Ha llegado la hora de la Ética...

Descartes le sacó el poto a la jeringa...
Yo no puedo.

La ética, hoy por hoy, es un tema de frecuente discusión en un mundo donde impera el subjetivismo y el relativismo. Hoy no existe ni el blanco ni el negro, solo el gris.
La sociedad se ve envuelta y absorbida por un tsunami mediático de difícil comprensión, generando una gran masa de personas semianalfabetas de mente chata. Lo que el cristianismo hizo en el medioevo occidental, la televisión y la radio lo hacen hoy.

¿Porqué la gente voluntariamente opta por lo fácil, la no participación, la no actividad, la pasividad?
Por el pesimismo ante la posibilidad de hacer un cambio. Solo se vislumbran cambios internos en el mejor de los casos, dentro del individuo.
Este es el primer paso para poder hacer EL gran cambio: La nueva revolución cultural.
El primer paso para la revolución cultural es hacer que la gente sufra un cambio interno.
Cuando la gente esté lista, se podrá llevar a cabo la revolución cultural.

¿Qué es lo que falta?
Liderazgo.
Falta carisma, pasión, voluntad, valentía y convicción.
¿Cuántos políticos verdaderos podemos encontrar hoy? Solo pusilánimes que venden su imagen y no convencen con lo que dicen, sino con la forma en que lo dicen.

¿Y los filósofos? ¿Donde están?
En vez de sentarse a escribir libros deben vivir su filosofía, y que sea la palabra su pluma y los líderes su papel. Dejar de discutir sobre las ideas de tal o cual. Falta alguien tan agudo que logre empequeñecer a los grandes de hoy, alguien que salte por sobre todas las cabezas, y baile sobre todas las etiquetas.

¿Porqué digo todo esto?
¿Qué tiene que ver con la ética?

Porque es necesario una nueva ética revolucionaria para este tiempo.
Los occidentales llegaron a la conclusión, luego de Nietzsche, Lacan, Freud, etc. de que el sujeto no existe, es una ficción conveniente. Si ahora miramos a oriente, podemos hallar a Nagarjuna, que fundamenta la inexistencia del ser y la primacía de la vacuidad.
Si no existe el sujeto, ¿Existe la responsabilidad?

Usted mató a fulano, ¿Cómo se declara?
Me declaro inocente, pues lo mató mi yo de ayer.

Esto, claramente, sería algo pésimo para la sociedad en su conjunto.
Si no se conjuga con una apología de la piedad o algo por el estilo, la sociedad se va al carajo.
Muy pocas personas podrían autoregularse utilizando este principio metafísico.
¿A qué podemos apelar entonces?
A la emotividad.
El amor propio nos impediría hacer ciertas acciones y el amor por los demás nos impediría hacer otras.
Pero entonces ¿Quién dice qué es lo que corresponde?
Uno mismo debe decidir qué es lo amado y qué es lo aborrecido u odiado, de acuerdo al rol social y aptitudes y características propias.
Ojo, esto no es relativismo moral.
Es una mezcla de honor (amor propio) con conocerse a sí mismo. Una hiena no puede tener la moral de un león, ni una paloma la de un águila. La sociedad debe soportar la existencia de moralidades que se adapten a la "forma de ser" natural de los individuos.
Pero por otro lado, caemos en la cuenta de la dificultad que significa la crianza de los individuos con éste régimen y cómo encontrar la verdadera "forma de ser", sin estropearla con influencias de la nociva "cultura" actual.

Pongo en comillas la expresión forma de ser porque no existe una forma de ser, sino que existen parámetros que acotan un sistema, o patrones de comportamiento en un proceso. Así que en realidad, debe ser una ética basada en el honor y en los parámetros y patrones intrínsecos del sistema-proceso que es cada ser humano inserto en esta sociedad.

No niego que de esta forma puedan incrementar los roces, pero si la gente logra aceptar la diversidad, entenderá también las diferencias éticas con sus consecuentes diferencias conductuales.
Un asunto esencial de todo esto es que si una persona sufre una revolución interna, y su talante cambia, debe entonces abrazar una nueva ética acorde con sus nuevos modos, esto para evitar la formación de castas hereditarias e inmovilidad social.
Basándonos en el honor, sería legítimo el derecho a venganza, pero en otros casos deberíamos saber perdonar el mal que nos hace otro debido a su "talante" (palabra que utilizaré para reemplazar la expresión "forma de ser"), y en otras ocasiones será necesario sopesar qué sentimientos priman, o si el agravio resulta intolerable debido a la magnitud del daño causado en la propia persona.

Puede que resulte un gran caos al principio.
El siguiente punto es la conservación de la energía y la unidad energética del universo.
Todos somos vacuidad, pues somos energía, el resto son ilusiones.
Basándonos en el principio de amor propio, sea cual sea la naturaleza aparente de un sujeto u objeto, en el fondo, aunque sea muy en el fondo, somos lo mismo. Por lo tanto, en el fondo, muy en el fondo, algo de amor habrá.
Esto, que podría interpretarse por algún malpensado como un vano impulso narcisístico por el reflejo propio en la alteridad, se ve contrapesado por la conciencia de la importancia y el valor de la diferencia para la subsistencia del universo. Siempre, sea cual sea el prejuicio y el momento, el lienzo sobre el que trazaremos las pinceladas de nuestra emotividad será el amor.

¿Qué es bueno y qué es malo para mí?
Me amo a mí mismo, a mi pareja, a mi familia y mis amigos y a la tierra que nos cobija.

Estimo a los hijos de la tierra que me vio nacer debido a las experiencias y raíces en común, pero si uno de ellos se mete con la gente que amo, solo puede esperar odio y crueldad de mi parte.

Si alguien está en un agujero, le prestaré mi equipo de escalar para salir de ahí, si no sabe o se niega a utilizarlo, solo hay dos caminos, dejarlo ahí sufriendo o destruirlo, para que renazca como un fénix volando fuera del agujero. Si el fénix no vuela, al menos ya no sufrirá más.
Si se deja a una persona sufriendo ahí, es sólo debido a que no me importa su sufrimiento, o debido a que no creo que tenga la fuerza suficiente como para renacer después de la destrucción, y me es demasiado querida para destruirla. Yo compartiré su dolor y esperaré que ella misma fabrique sus herramientas para salir.

Si tengo la oportunidad voy a despertar al hipnotizado y al sonámbulo que yo crea capaz de abrazar la verdadera naturaleza del mundo.

Crear es el motivo de mi existencia en la tierra, buscando la originalidad, inclusive en el caso de que no se pueda inventar nada más. En esos casos tomaré lo que ya existe, lo haré añicos y construiré algo mejor con sus partes. Este es mi objetivo, mi salto sobre mí.

En pos de mi objetivo y de mis amores, la muerte es un detalle, pues yo sólo soy energía que jamás será destruida, soy parte del todo y nada más.

Por último, no me importa si es posible o no el conocerlo todo, lo más probable es que no lo sea debido a que todo está en continuo cambio y la cantidad de variables son muchas como para ser asimiladas por nuestro intelecto. Esto es discurso vano.
El positivismo, en el día de hoy, no debe aludir a la teoría del conocimiento, sino a la creatividad y al escape del nihilismo vital y de la negatividad del postmodernismo.
El positivismo debe ser la creencia en que es posible evolucionar y es posible realizar cambios
y que es posible la revolución cultural.

Una revolución que incendie a todos los lastres culturales que tenemos y eleve a la categoría de tesoro a las herencias más valiosas.

En este país algo apesta... ¿La democracia?
No, no es la democracia, es la oligarquía, la mentalidad terrateniente/peón, la hipnosis del marketing y el opio televisivo que esclavizan a las masas y hacen impracticable el ejercicio de la democracia.

Muchas cosas apestan... pero hay que tener estómago y paciencia, porque cuando la mierda se seca, es combustible...

Silent Enigma

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